"Canto de mi alma, se me ha muerto la voz,
muere, sin ser cantada, como las lágrimas no derramadas
se secan y mueren en
la perdida Carcosa."

lunes, 15 de marzo de 2010

Bip

La alarma de mi despertador es, básicamente, un pitido que se repite cada vez más y más rápido. Todas las mañanas desde hace tres años me levanto con ese pitido. Entre el primer y segundo pitido hay unos tres segundos de diferencia. Y estoy tan acostumbrado a asociar ese sonido con levantar las sábanas que la mayoría de las veces apago la alarma antes de que suene el segundo “bip”.

La pasada navidad me ocurrió algo raro. De repente, mientras cenaba, me sentí algo mareado, aunque esa sensación no afectaba nada más que a mi vista. Parecía…parecía como si estuviera viendo todo desde lejos. Como si viera mi vida a través de una pantalla de televisión. Como si todo fuera irreal. Pasó una semana, y aquella sensación no desaparecía. Creía que me había vuelto loco, y cuando finalmente fui al médico afirmó rotundamente que no era otra cosa que jaqueca.

¿Jaqueca? Sí, mi padre tenía jaquecas, mi abuela tuvo jaquecas y yo tenía posibilidad de sufrir jaqueca. Pero entonces ¿Dónde estaba el dolor de cabeza?

Pues el dolor de cabeza llegó. Levemente al principio, pero cuanto más me convencía de que mi visión extraña y distante venía dada por mis genes y no era otra cosa que una enfermedad común, más y más aumentaba su intensidad, hasta el punto de ser la causa de alguna que otra noche sin dormir.

No me lo plantee, al principio. Pero ahora sí:

psicosomático, ca.

(De psico- y somático).

1. adj. Psicol. Que afecta a la psique o que implica o da lugar a una acción de la psique sobre el cuerpo o al contrario.


Puedo habérmelo inventado todo. El dolor de cabeza y su ausencia al tomar una pastilla, simplemente con mi convicción. También puedo haberme inventado el mareo.

Pero también puedo haberme inventado al doctor, a mi familia y mi vida desde aquella navidad, explicando así esta extraña apariencia de ficción que todo lo rodea.


¿Por qué no empecé a sentir malestar hasta varias semanas después de manifestar tan solo un síntoma? ¿Por qué, cuanto más me convencía de que lo que tenía era jaqueca, más punzante, violento, salvaje y constante era el dolor? ¿Por qué esta leve sensación de alucinación, de falta de control? ¿Por qué ese mareo, por llamarlo así, se manifestó súbitamente, con la velocidad de un desvanecimiento o de la misma muerte?


¿Por qué, a veces, mientras me siento a solas en mi cuarto, o me rodea el silencio, me parece oír súbitamente junto a mí el familiar pitido de mi despertador?

1 comentario:

  1. Seguro que esto te lo has planteado en serio infinito de veces.
    Me recuerda un poco al texto de "wake up".

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